Te despiertas con ganas de comerte el mundo. Que día tan bonito. Un día de Paulo Coelho y esos escritores patéticamente optimistas. Todo saldrá bien. Eres lo que afirmas. Eres lo que confiesas. Nunca digas no y mantente abierta a las buenas oportunidades que te ofrece la vida.
Ese día te roban 2500bsF muy educadamente.
Te despiertas con ganas de que la madre de alguien se muera. Que violen a su hermana, lo graben y se lo pongan al hijo de puta para que lo vea. Pensando en los meses que tienes que esperar para recuperar lo que tenias. Con ganas de reclamarle a tu mama por no elegir otra carrera y a tu papa por ser tan honesto y no robar en su empresa. Todo esto sin que nadie sepa. En silencio.
Ese día tu mama te devuelve lo que te quitaron. Pero sigues pensando que lo del video es buena idea.
Te despiertas con una culpa horrible por ser tan malcriada. Pensando que nunca aprenderás si tus padres no te dejan de consentir. Que la vida debería ser dura contigo, por un poquito mas de tiempo, sino olvidaras rápido los errores de los que tienes que aprender. Que no mereces los padres que tienes. Que “que decepción de persona”.
Ese día duermes con esa culpa.
Te despiertas y tu mama te dice “si tu estas feliz, todo esta bien”. Lo que siempre te ha dicho. Lo que siempre te has creído. Te acuerdas de ese amor que todo lo da, hasta lo que no tiene. Ese amor que lo que busca es una sonrisa así sea comprada.
Y así se va calmando la culpa.
Te despiertas con ganas de tu familia. Esa que tú misma formas. La familia de verdad pues. Ganas de que te hagan cariñitos en el pelo. Te abracen y te digan “todas somos así a esta edad”. De hacerles reír. De quererlas.
Ese día recibes mordiscos sin lascivia. Volteadas de ojos. Cigarros y un “que galla eres”. Seguido de un “…pero te quiero/te amo” (según el miembro de la familia). Ese día piensas que son lo máximo. Que no son lo que quieres sino lo que necesitas.
Te despiertas sintiendo que estas perdiendo algo. Que te falta algo. Como le falta la bolsita de azúcar al café. Como el Rolling a la marihuana. Como el piso a una casa. Como el fuego al cigarro. Como el hielo a la cocacola. Como los zapatos a una bailaora. Como la almohada en la cama. Como el violin a Carlet. Que te falta lo esencial pues. Que te falta lo que te hace persona. Lo que te hace vivir.
Ese día él te recuerda que esta ahí, que no se va a ir pronto. Que te piensa, que te extraña. Le echa el azúcar al café pues. Enciende el cigarro. Te da zapatos, tablao’ y hasta canciones para bailar. Te da Cello. Te da piso, paredes, pinturas y ventanas.
Y así vas. Vas siendo una basura materialista. Vas aprendiendo a medias. Vas viviendo un poquito por ellos, un poquito por ellas. Vas viviendo por él. Por que..
Que es una bailaora sin flamenco?
4dias después... él se va.
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